Planificando la jubilación: claves para invertir pensando en este ciclo de vida

Redacción Mapfre
Quien más y quien menos, todos nos hemos planteado cómo será nuestra vida cuando nos jubilemos. Aunque para algunos, ahora mismo, resulte un futuro muy lejano, una verdad indudable es que la vida pasa muy deprisa y es necesario estar preparado para esta etapa vital.
Resulta tan imprescindible la planificación porque la pensión pública por sí sola probablemente no garantice mantener el nivel de vida anterior. Como señalan desde Fundación MAPFRE, “necesitamos ahorrar porque el importe de la pensión pública que recibamos en el momento de la jubilación será menor que nuestro salario”.
Es decir, el déficit entre la pensión pública esperada y las necesidades de ingresos post‐laborales obliga a recurrir a ahorro complementario privado.
Desafío demográfico: ¿es sostenible el sistema público de pensiones?
España afronta un desafío demográfico sin precedentes: la pirámide de población envejece y la natalidad es muy baja, lo que deteriora la relación entre cotizantes y pensionistas.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de fecundidad se ha reducido desde los 2,8 hijos por mujer en 1975 hasta los 1,12 de 2023. A su vez, la esperanza de vida ha aumentado hasta los 83,77 años.
Es decir, se produce el término conocido como “trampa demográfica” (envejecimiento acelerado de la población sumado al escaso relevo generacional), lo que implica que cada vez menos cotizantes financiarán a más pensionistas. En la actualidad, hay unos 2,6 trabajadores por pensionista, pero se estima que en 2050 serán apenas 1,6. Este desequilibrio ejerce “enorme presión” sobre el sistema público.
En este contexto, y hasta que soluciones efectivas se pongan encima de la mesa, los expertos insisten en que los trabajadores deben reforzar su ahorro privado para complementar las pensiones oficiales. Por ello, cuanto antes se empiece a ahorrar y a invertir pensando en la jubilación, menor será el esfuerzo requerido y mayor la capacidad de mantener el nivel de vida en el futuro.
Productos de inversión pensando en la jubilación
Con todo lo anterior expuesto y para que no nos “pille el toro” a la hora planificar la jubilación, existen ciertos vehículos de inversión con foco a largo plazo que pueden contribuir a que el ansiado retiro sea más placentero. Vamos a repasarlos.
- Planes de pensiones individuales: son el principal producto de ahorro privado para la jubilación. Funcionan como fondos de inversión pensados a largo plazo, el objetivo es acumular un capital que complemente la pensión pública. Las aportaciones reducen la base imponible del IRPF, (límite de 1.500 euros anuales o el 30% de rendimientos netos según normativa actual) lo que supone un ahorro fiscal inmediato. Sólo pueden rescatarse al producirse la jubilación u otras contingencias legales (incapacidad permanente en grado total o superior, dependencia en los grados de dependencia severa o gran dependencia, desempleo de larga duración o enfermedad grave ). Su rentabilidad depende de la política inversora del fondo de pensiones, que puede ser de renta fija, variable o mixta.
- Planes de pensiones de empleo: como ya explicamos en este artículo, son la versión colectiva de los planes de pensiones, constituidos por empresas a favor de sus trabajadores. Funcionan de forma similar a los individuales, pero las contribuciones suelen ser compartidas entre empresa y empleado, y los límites de deducción son mayores (hasta 8.500 euros anuales de aportaciones deducibles en el caso general). También disfrutan de deducciones fiscales y tributan las prestaciones en IRPF como rendimientos del trabajo.
- Planes de Previsión Asegurados (PPA): son productos muy parecidos a los planes de pensiones convencionales, pero con garantía de capital o rentabilidad. Ofrecen al ahorrador conservador la tranquilidad de recuperar al menos las aportaciones invertidas (tipo técnico garantizado). Pese a esta garantía, permiten invertir en diversos activos según el plan. Fiscalmente funcionan igual que los planes de pensiones: las aportaciones reducen la base imponible del IRPF (desgravación hasta 8.500 € o 30% ingresos, similar a los planes de empleo), y los cobros tributarios en el IRPF al recibir la prestación. Son adecuados para quien prioriza la seguridad sobre el rendimiento. Más información en este artículo.
- Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS): seguros de vida de ahorro a largo plazo para la jubilación. Se instrumentan como seguros vinculados a inversión (habitualmente de renta fija con garantías) y permiten aportaciones periódicas (límite 8.000 € anuales y tope total 240.000 €. Su característica más destacada es la liquidez: el asegurado puede rescatar el capital en cualquier momento, sin esperar la jubilación ni contingencias extraordinarias (a diferencia de los planes de pensiones). Como contrapartida, las aportaciones no reducen la base imponible del IRPF (no deducen en el año de depósito, al contrario que los planes de pensiones). Es necesario haber esperado al menos cinco años desde la prima satisfecha y el momento de la constitución de la renta. La renta vitalicia cuenta con una reducción fiscal en función de la edad cumplida del tomador con la que se constituya la renta. En caso de rentas temporales, el porcentaje exento de tributación se establece según la duración de las propias rentas a percibir.
- Planes de Ahorro a Largo Plazo (PALP/SIALP): seguros o depósitos dedicados al ahorro a muy largo plazo. Introducidos tras la reforma de 2015 (también llamados “Plan Ahorro 5”), sólo es posible contratar uno por contribuyente (bien un SIALP –seguro individual de vida ahorro– o un CIALP –cuenta de depósito de ahorro–). Se pueden aportar hasta 5.000 € anuales, sin afectar a los límites de otros productos previsionales. El gran incentivo es fiscal: si se mantiene durante al menos 5 años, todos los rendimientos obtenidos quedan totalmente exentos de IRPF.
- Fondos de inversión y otros vehículos de inversión: Además de los productos específicos anteriores, muchas personas combinan ahorros para la jubilación con inversiones directas en fondos de inversión, carteras gestionadas o planes indexados.
Lo más importante es empezar cuanto antes y constituir un hábito de ahorro periódico: incluso pequeñas aportaciones regulares pueden acumular un capital significativo a largo plazo gracias al interés compuesto.
Cada producto tiene características y ventajas fiscales propias, por lo que conviene analizar bien las condiciones de liquidez, fiscalidad y comisiones antes de decidir, así como nuestro perfil de riesgo y objetivos vitales.
Para esto, resulta esencial la ayuda de expertos financieros como los de MAPFRE donde contamos con una unidad especializada en asesoramiento financiero, MAPFRE Gestión Patrimonial, que te ayudará a ahorrar e invertir por primera vez y a cumplir tus objetivos financieros.
¿Necesitas ayuda?
MAPFRE Gestión Patrimonial (MGP), la unidad de asesoramiento financiero de MAPFRE, ayuda a los inversores a encontrar las opciones que mejor se adapten a sus objetivos y necesidades. Actualmente, existen 15 oficinas en todo el territorio español para dar este servicio a todos aquellos que quieran dar el paso. Puedes consultar la más cercana en este enlace. Y si quieres seguir aprendiendo sobre el ahorro, la inversión y los seguros, puedes visitar el apartado de educación financiera en nuestra web.



