Aprendizajes de 2025 que nos ayudarán con nuestras inversiones en 2026

Redacción Mapfre
Ningún inversor podrá negar que 2025 ha sido un año “movidito”. Aranceles, bajadas de tipos, la duda sobre una posible “burbuja” alrededor de la Inteligencia Artificial son algunos de los temas que han copado los titulares durante los últimos meses. No obstante, 2025 también pasará a la historia como un ejercicio de transición y reajuste.
Tras varios años marcados por una alta inflación, subidas agresivas de tipos de interés y una enorme volatilidad geopolítica, 2025 trajo consigo señales de estabilización: la inflación comenzó a ceder en la mayoría de las economías desarrolladas, los bancos centrales iniciaron una senda moderada de bajadas de tipos, y los mercados empezaron a reaccionar con mayor racionalidad, aunque todavía muy sensibles a las posibles novedades.
Además, uno de los elementos más tensos del año fue la política arancelaria: Estados Unidos aumentó aranceles a productos chinos estratégicos, en especial ligados al sector tecnológico y energético, lo que elevó la incertidumbre global y provocó represalias comerciales puntuales por parte de Pekín. Este pulso comercial tuvo efectos sobre las bolsas, especialmente en Asia y en empresas con fuerte exposición internacional.
2025 también ha sido el año de la inteligencia artificial. La IA ha comenzado a integrarse transversalmente en sectores industriales, sanitarios y financieros, generando nuevas oportunidades de inversión. Las compañías capaces de aplicar IA para mejorar eficiencia y márgenes operativos captaron el interés de los inversores. Sin embargo, también surgieron dudas sobre la sobrevaloración en ciertas partes del sector, una idea que está alimentando los temores sobre una posible “burbuja”.
Renta variable: lecciones de 2025 para 2026
En 2025, la renta variable está ofreciendo rentabilidades históricas, especialmente en Europa. Por ejemplo, el IBEX 35 español ha subido cerca de un 44% en lo que va de año, muy por encima del crecimiento de mercados como el estadounidense. Ya nos hicimos eco de este buen momento de la bolsa española en este artículo. Como ya explicamos esto fue posible gracias a que, en España, el elevado peso de la banca en el índice (Santander, BBVA, CaixaBank, etc.) y el aumento del gasto en defensa dispararon las cotizaciones de esos sectores.
A nivel global, las tensiones comerciales y conflictos (guerra en Ucrania, treguas/retórica arancelaria) crearon incertidumbre, pero también atrajeron flujos hacia mercados más “asequibles” como los europeos.
Posibles consejos para 2026
Una de las claves que ha dejado 2025 y puede ser relevante para 2026 es que invertir exclusivamente en las grandes tecnológicas de EE.UU. puede dejar oportunidades sobre la mesa. Diversificar geográficamente y sectorialmente puede ser esencial para el ejercicio que viene.
En este sentido, será de gran valor invertir siguiendo el ritmo de la economía, eligiendo empresas con sólida gestión y aprovechar la tendencia alcista de los mercados de renta variable de los últimos años.
Lecciones de 2025 para 2026 en renta fija
En 2025, la renta fija fue un reflejo de la moderación inflacionaria global. Con la inflación cerca del 2% en Europa y alrededor del 3% en EE. UU. hacia fin de año los bancos centrales comenzaron a bajar tipos de interés tras años de fuertes alzas. Esto impulsó cierta demanda de bonos. Ya contamos en este artículo cómo aprovechar la curva de tipos a la hora de invertir.
En Europa la diferencia de rentabilidad entre bonos de corto y largo plazo es mínima. En este contexto, asumir mucho riesgo de duración (comprar bonos muy largos) no compensa de forma excesiva: hay poca prima adicional por el plazo y se corre peligro si las curvas cambian inesperadamente.
Posibles consejos para 2026
En renta fija, quizás conviene privilegiar bonos a corto o medio plazo (duración reducida). Buscar bonos corporativos o fondos de crédito de alta calidad puede ofrecer mejores rentabilidades ajustadas por riesgo que la deuda soberana larga.
En definitiva, no cargar duración excesiva, y diversificar emisores (gobierno, corporativo, bonos ligados a inflación) para mitigar sorpresas.
¿Qué nos enseñó 2025?
● Que la macroeconomía importa: inflación, tipos de interés y crecimiento siguen siendo los ejes que mueven los mercados.
● Que la diversificación geográfica y sectorial puede marcar la diferencia: los activos europeos brillaron mientras EE. UU. fue más moderado.
● Que el momento del ciclo es clave: invertir con mentalidad flexible, adaptando la cartera a cada fase, mejora los resultados.
● Que la tecnología y la IA son fuerzas estructurales de transformación, pero requieren análisis selectivo para evitar burbujas.



