Todo lo que debes saber para invertir en renta fija aprovechando la curva de tipos

Redacción Mapfre
La curva de tipos de interés es uno de los indicadores más importantes para invertir en renta fija porque te dice cómo se está valorando el dinero en el tiempo y, sobre todo, qué expectativas económicas tiene el mercado. Por ese motivo, resulta tan importante conocer su “forma”, ya que esto hace que cambie completamente la estrategia de inversión.
Normalmente la curva es ascendente: los bonos a plazos más largos ofrecen mayores intereses que los de corto plazo para compensar el mayor riesgo temporal. Como explica el Banco de España, “normalmente la curva de tipos tendrá pendiente positiva, reflejando que los rendimientos de los bonos tienden a aumentar con el plazo”. En otras palabras, en circunstancias habituales un bono a 10 años paga más que uno a 2 años, ya que exige una prima de plazo adicional. Una curva ascendente indica confianza en el crecimiento económico futuro.
En cambio, puede ocurrir un aplanamiento o inversión de la curva. Una curva plana significa que los rendimientos a corto y largo plazo son similares, lo que refleja indecisión sobre el futuro. En una curva invertida, los bonos a corto plazo ofrecen rentabilidades mayores que los de largo plazo. Esta situación es inusual y normalmente indica que los inversores prevén un enfriamiento de la economía. En una curva invertida la rentabilidad por comprar bonos a corto plazo supera a la de los bonos a largo plazo.
Aunque no es una ciencia exacta, los expertos financieros suelen interpretar que la inversión de la curva surge cuando los inversores huyen a los bonos de largo plazo (buscándolos como refugio seguro) ante el miedo de que se avecine una recesión.
La curva de tipos actual
Actualmente (a 24 de noviembre de 2025), la curva de tipos en España mantiene una pendiente positiva (normal), aunque con una moderación notable en los tramos intermedios. Por ejemplo, el rendimiento del bono español a 3 años se sitúa en torno al 2,18%. El bono a 5 años ofrece aproximadamente 2,49%. Por su parte, el bono a 10 años español tiene una rentabilidad cercana al 3,17%–3,23%.

Esta estructura indica que los inversores siguen exigiendo una prima por plazo significativa para asumir la duración, lo que sugiere cierta confianza en que los tipos no caerán de forma drástica en el corto plazo o que podrían mantenerse estables. Además, en subastas recientes, el Tesoro español ha colocado bonos a 3 años al 2,1 % y a 20 años al 3,7 %, lo que refuerza la existencia de una prima de plazo creciente.
¿Por qué es importante la curva de tipos?
1. Anticipa expectativas sobre el futuro de los tipos de interés
La curva refleja lo que el mercado cree que harán los tipos del banco central en los próximos años.
- Curva normal (empinada): el mercado espera tipos más altos en el futuro.
- Curva invertida: el mercado anticipa bajadas de tipos e incluso riesgo de recesión.
Esto es fundamental porque el precio de los bonos se mueve inversamente a los tipos. Saber hacia dónde apuntan las expectativas ayuda a decidir si conviene alargar o acortar duración.
2. Determina si es buen momento para invertir a corto o largo plazo
La curva te dice dónde está la rentabilidad más atractiva ajustada al riesgo:
- Si la curva está invertida se obtiene mayor rentabilidad en bonos cortos, así que no es aconsejable bloquear dinero a largo plazo.
- Si la curva está normal (empinada), los bonos largos pagan mucho más y compensa captar esa prima temporal
Es decir, define la estrategia de duración, la variable más importante en renta fija.
3. Indica el estado de la economía
La curva es mucho más que un instrumento financiero: es también un termómetro económico, que es indispensable para orientar objetivos de inversión. Como hemos comentado anteriormente, no es infalible pero de forma general:
- Curva normal: economía estable o en expansión.
- Curva plana: incertidumbre.
- Curva invertida: señales históricas de desaceleración.
¿Cómo aprovechar la curva de tipos?
La forma de la curva ofrece señales de inversión aprovechables:
- Curva normal (pendiente positiva): si la curva es normal y empinada, los bonos a largo plazo rinden sustancialmente más que los cortos. En ese contexto, extender la duración de la cartera puede aumentar la rentabilidad.
- Curva invertida: si en un momento dado la curva se invierte, los vencimientos cortos ofrecen mayores rentabilidades que los largos. En ese escenario es más rentable invertir a corto plazo. Conviene recortar la duración de la cartera y evitar bloqueos largos a tipos que podrían caer. En otras palabras, se opta por bonos cortos o instrumentos monetarios que paguen las rentabilidades superiores actuales de corto plazo.
- Curva plana: cuando la curva está relativamente plana (tipos cortos y largos casi iguales), la prima de vencimiento es baja, por lo que no hay un plazo claramente ventajoso. En estos casos se suele apostar por diversificar los plazos: combinar bonos cortos y medios para obtener estabilidad y algo de rentabilidad extra sin exponerse a riesgos de vencimientos muy largos. También puede ser momento de incluir otros activos defensivos o flexibles, pues la renta fija por sí sola no brinda las “pantallas” adicionales que da en plazos dispares. En general, si la curva no muestra pendiente definida, la estrategia será intermedia y balanceada.



