Últimas noticias:

“El contexto macroeconómico actual plantea un desafío para la Fed”

Jun 14, 2024

Redacción Mapfre

Redacción Mapfre

Eduardo García, economista senior de MAPFRE Economics

 

La Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) decidió volver a mantener sin cambios los tipos de interés de política monetaria por séptima vez consecutiva, sosteniendo el rango en el 5,25%-5,50%, en línea con lo esperado por el mercado. En cuanto a las perspectivas de la política monetaria, se presentó un diagrama de puntos, que señala una orientación a futuro que sugiere un solo recorte de 25 puntos básicos (pbs) en 2024, frente a los tres previsto anteriormente. Para 2025 y 2026, la mediana de proyecciones sitúa la disminución en 100 pbs cada año, mientras que, para el largo plazo, el tipo de interés equilibrio o neutral vuelve a su mar una décima hasta ubicarse en el 2,8%.

Por el lado del balance, no se anunciaron cambios respecto a la senda de reducción ya propuesta; progreso que, en la actualidad, arroja un saldo de 1,7 billones de dólares menos. En cuanto al plano macroeconómico, este se mantuvo prácticamente sin cambios. La tasa de crecimiento del PIB se mantiene en el 2,1% para este año y en el 2% para el periodo 2025-2026. En materia de inflación, hay una ligera revisión al alza (dos décimas en 2024, hasta el 2,6% y una décima en 2025, hasta el 2,3%), permaneciendo sin cambios el pronóstico de alcanzar el objetivo de inflación, en 2026. La lectura del comunicado de la Reserva Federal se pudo extrapolar como agresiva y marcada por un nuevo cuadro de previsiones que respalda la moderación de las expectativas de recortes de tipos de interés. Sin embargo, el presidente del banco central, Jerome Powell, fue modulando el mensaje a lo largo de su intervención, con el beneplácito de una cifra de inflación inesperadamente más baja apenas unas horas antes, hasta ofrecer una visión más moderada de la confianza ganada en las proyecciones (“no son un plan y pueden ajustarse”).

En líneas generales, el escenario de fondo se presenta como un desafío a la postura cautelosa impulsada por la Fed. El crecimiento económico más lento, un mercado laboral más holgado, alentadores datos de inflación y el eco de los primeros recortes de tipos de interés en Europa y Canadá invitaban a esperar una postura aparentemente menos moderada. A pesar de ello, las expectativas tuvieron que volver a ajustarse una realidad en la que todavía se necesitan “más datos buenos”.

En positivo, la cuenta atrás iniciada a comienzos de año parece que comienza a alinearse con la de la propia Reserva Federal, bien sea por falta de números (de seis recortes a dos) o por argumentos que cada vez se acercan más a los de la línea oficial. Por el lado de la actividad económica, los datos del PIB en su segunda revisión sugieren una leve desaceleración, impulsada principalmente por el menor gasto de los consumidores, factor que bien podría explicarse por el agotamiento del exceso de ahorro. En cuanto a la debilidad de otros datos entrantes (IMS y PMI’s), parecen todavía insuficientes para poder tambalear la dinámica subyacente del crecimiento y que ha permitido superar sistemáticamente a sus pares del G7.

En cuanto a la inflación, y tras los baches de los últimos meses, los datos de mayo vuelven a apuntar de nuevo en la dirección correcta. En concreto, IPC se mantuvo plano (0,0% m/m y 3,3% a/a), mientras que la lectura subyacente se redujo hasta el 3,4% a/a (0,2% m/m). Entrando en los detalles, sin embargo, se observa que se produjeron aumentos en prácticamente todos los componentes (destaca de nuevo el 0,4% m/m de la vivienda), que fueron compensados en buena medida por el lado de la energía (-2,0% m/m).

Por otra parte, atendiendo a la evolución del mercado laboral, destaca una apariencia cada vez más parecida a la del equilibrio pre-pandémico, aunque todavía queda espacio por cubrir. Por un lado, las ofertas de empleo volvieron a niveles objetivo; además, la caída de la tasa de contratación se debe en parte a una disminución en el número de personas que abandonan su trabajo. En términos de desempleo, el incremento de la tasa hasta el 4% tampoco parece alimentar las probabilidades de recesión (como indica la Regla de Sahm, que anticipa una recesión cuando la tasa de desempleo promedio de los últimos tres meses supera en 0,5 pp a su mínimo de los últimos 12 meses), sino más bien parece apuntar hacia una vuelta a la normalidad, en línea con la curva de Beveridge.

Apoyándose en estos datos, la Reserva Federal se mantiene a la espera de recopilar evidencias más claras que le permitan confirmar su primer movimiento a la baja en los tipos de interés. En positivo, un panorama más equilibrado comienza a despejar el camino en términos macroeconómicos. Así, mientras que la actividad económica y el empleo se asientan en una configuración más saludable, la inflación muestra síntomas de optimismo para el futuro. En negativo, el efecto base vuelve a ser un factor en contra para la inflación en los próximos meses, y el efecto positivo efecto de la energía está cada vez menos claro. Adicionalmente, la evolución salarial sigue justificando cierta rigidez en los precios, lo que sugiere un mercado laboral con margen para encontrar el punto de equilibrio. A todo lo anterior, se suma la evidencia de riesgos para la estabilidad financiera. Tal como se extrae de últimos datos publicados por la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC), relativos al primer trimestre del año, y a la desfavorable evolución de métricas del crédito (como las tasas de morosidad en ciertos segmentos), existe la posibilidad de más quiebras de bancos regionales en Estados Unidos.

Este factor pondera a favor de recortes preventivos y sugiere que un recorte de tipos de interés antes de las elecciones se mantenga en la mesa con una elevada probabilidad. Por lo tanto, es esperable que, durante la segunda mitad del año, la política monetaria de la Reserva Federal se sincronice tanto con sus pares en las economías desarrolladas (que ya han comenzado el ciclo de relajación monetaria), como con los mercados, cuyas expectativas comenzaron el año algo alejadas del guion propuesto, pero que en la actualidad parecen ajustadas.

¿Trump Trade o... Trampa Trade?

¿Trump Trade o... Trampa Trade?

Javier de Berenguer Viota, selector de fondos en MAPFRE Gestión Patrimonial, analiza en este artículo los efectos potenciales que podrían tener las políticas de Donald Trump en la economía y los mercados.

La importancia de la planificación fiscal en las inversiones

La importancia de la planificación fiscal en las inversiones

A la hora de invertir, llevar a cabo una buena planificación fiscal es esencial para maximizar la rentabilidad, ya que permite optimizar los recursos y minimizar la carga tributaria. De hecho, las planificaciones fiscales adecuadas no solo aseguran el cumplimiento de la normativa legal, sino que también permiten aprovechar las ventajas fiscales que ofrecen los diversos instrumentos de inversión.

Share This