La consolidación de la inversión sostenible: nuevos retos y temáticas

Mar 1, 2023

Redacción Mapfre

Redacción Mapfre

Eduardo Ripollés, director de desarrollo de negocio institucional de MAPFRE AM

 

Durante 2022, hemos visto cómo la inversión con criterios sostenibles se ha visto afectada por factores geopolíticos, como la invasión de Ucrania, o factores económicos, como el aumento de la inflación.

Esta situación no puede servir de excusa para dejar de lado la aplicación de estos criterios a la hora de tomar decisiones de inversión. Es más, deberían ser todavía mas relevantes para la construcción de cartera con una visión estratégica.

Como siempre, es mejor ver el vaso medio lleno y no medio vacío. El año pasado ha servido para consolidar los criterios, las métricas, y los objetivos. Por otro lado, está en proceso el establecimiento de una regulación sólida y consistente, lo que nos ayudará a los inversores, a los proveedores y a los asesores a establecer un ámbito de actuación común.

También la oferta de producto se ha adaptado a la regulación, separando “el grano de la paja”, lo que hace que las propuestas estén adaptadas a los objetivos sostenibles, facilitando la elección de los fondos como herramientas de inversión.

Desde MAPFRE, y en particular desde MAPFRE AM, estamos realizando un acercamiento prudente y coherente a la inversión sostenible para que se convierta en una pata fundamental de nuestra propuesta de valor.  Desarrollar nuestra propia metodología, base de datos, medición de resultados y generación de impacto son los objetivos que nos hemos marcado de manera interna. Pero también en colaboración con nuestros socios estratégicos, como es el caso de La Financière Responsable, boutique francesa con más de 25 años de experiencia en este segmento y de la que hemos incrementado nuestra participación, hasta el 51% del capital.

Otro de los puntos positivos tras el año 2022 es el nuevo abanico de temáticas. Además, hay más ángulos de actuación. En definitiva, se abre el espectro tanto a nivel medioambiental como social, ya no solo para soluciones líquidas, como son los fondos de inversión tradicionales, sino también para soluciones alternativas.

A las temáticas tradicionales, que han formado parte de nuestras propuestas durante estos años, tenemos que añadir otros frentes abiertos, como son la eficiencia energética, a través de nuevas fuentes como el hidrógeno verde o el biogás, y una derivada suya, como es el biometano. Es este punto me quiero detener, ya que el desarrollo de estas nuevas fuentes de energía ayuda a reducir la dependencia del gas tradicional, lo que hace que Europa, y en particular España, tenga una autosuficiencia tan necesaria y nos permita posicionarnos como un jugador clave en su generación de cara al futuro.

No podemos dejar de lado la economía circular, la cual nos permite optimizar los recursos y un ahorro de costes. Para estos desarrollos, la inteligencia artificial nos ayuda a poder buscar sinergias y reducir de manera importante la curva de aprendizaje. La inteligencia artificial nos introduce en el ámbito social, ya que gracias a ella se pudo obtener vacunas en un plazo de tiempo récord para poder afrontar el COVID y a poder desarrollar el concepto de SALUD y BIENESTAR para aumentar y mejorar nuestra calidad de vida.

El ámbito social tiene otra arista, a la que MAPFRE le damos una gran importancia por el origen, desarrollo y fin de nuestra compañía. Se trata de la igualdad de oportunidades en el ámbito laboral y, por tanto, evitar todo tipo de discriminación. Para ello, realizamos un acercamiento que me atrevería a decir pionero, en la búsqueda de los objetivos y fines sociales, mediante un compromiso global de la compañía y unas métricas que nos avalan. En el ámbito social es difícil de medir el impacto, pero con un enfoque prudente, analítico y académico estamos afrontando el reto con unos resultados más que satisfactorios, prueba de ello es el MAPFRE INCLUSION RESPONSABLE, fondo que invierte en aquellas empresas que promueven la integración de personas con discapacidades en el entorno laboral.

En conclusión, podemos decir que hoy más que nunca la inversión sostenible ha venido para quedarse y se ha convertido en pieza fundamental, no sólo a la hora de tomar decisiones de inversión sino también para compartir con las empresas las herramientas necesarias para poder aplicar estos criterios en su día a día y darles a entender que la implementación de estos no merma la rentabilidad y desarrollo de sus estrategias. Al contrario, los criterios no financieros suponen un complemento ideal para incluir en la ecuación, ya que tienen un impacto positivo en el largo plazo y, además los inversores lo estamos exigiendo.

Finalmente, no podemos dejar de lado la educación financiera “sostenible”, que debe ser una asignatura continua. Debemos nutrirla de nuevos conceptos e ideas para poder explicar de una manera sencilla a los inversores institucionales y privados el porqué de estas. Todo un reto.

 

 

 

 

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