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Riesgos globales: hacia un segundo semestre todavía más incierto

Jul 27, 2022

Redacción Mapfre

Redacción Mapfre

Los últimos datos recogidos por los expertos apuntan a que la economía global estaría cerca de vivir un shock recesivo, algo impensable hace unos meses. El conflicto geopolítico, y los efectos colaterales que han derivado de él, han agravado los principales escenarios no solo para este año sino también para el 2023. El mayor deterioro o no de las previsiones de crecimiento depende, precisamente, de la duración de la guerra.

Sin embargo, este no es el único riesgo al que se enfrentan las regiones en los próximos meses El último informe ‘Panorama Económico y Sectorial: Perspectivas hacia el tercer trimestre’, elaborado por MAPFRE Economics, dibuja un escenario con hasta siete vientos cruzados, de los cuales cuatro se han intensificado.

Gobernanza global y crisis geopolítica

Las tensiones geopolíticas globales han alcanzado, según el documento, un nuevo estadio marcado por el enquistamiento del conflicto dentro y fuera de Ucrania. La reciente reunión de la OTAN en Madrid, asegura, “sirvió para aunar posiciones y trazar nuevas lindes en la fragmentación Este-Oeste (incorporación de Suecia y Finlandia), a la par que el discurso atlantista incomodó fuertemente a China al ser considerada amenaza estructural”.

Sobre Europa, los expertos del Servicio de Estudios subrayan que la debilidad política ha vuelto a cobrar protagonismo en Italia y Francia, lo que, de alguna forma, debilita la posición común en materia estratégica y estructural hacia asuntos como “la reforma energética, la relación con Rusia y los mecanismos anti-fragmentación”, entre otros. Estados Unidos, por su parte, adolece de varios frentes abiertos como la inflación, la creciente atonía económica y la inseguridad que estarían pasando factura a la popularidad de Joe Biden y podrían, según el informe, “estar preparando el terreno para un futuro presidente menos conciliador con Europa, lo que sería un importante golpe para el giro estratégico actual”.

Deuda global

Otro de los riesgos emergentes, y que sigue siendo de gran preocupación, es la deuda global que llegó a incrementarse en 3.000 millones de dólares durante el primer trimestre de 2022, alcanzando un nuevo récord de 305 billones.

Mientras que en los mercados desarrollados hubo un mejor desempeño (al reducirse en 20 puntos porcentuales (pp) desde máximos y con las empresas financieras y el sector público liderando el desapalancamiento), los mercados emergentes redujeron la ratio en únicamente 6 pp desde máximos. Este menor ritmo se debe, según el informe, a China (cuya deuda gubernamental continuó aumentado), así como a un contexto de tipos de interés más elevados y prematuro.

Política económica

Conforme el impulso inflacionario gana tracción, con un contexto geopolítico que se mantiene y con el lado de la oferta aún restringido, “las expectativas de los agentes se posicionan hacia mayores demandas salariales para mitigar el efecto de la pérdida de poder adquisitivo”, explican los expertos. Con ello, los principales bancos centrales están reforzando sus posturas de políticas monetarias de signo restrictivo, “bien por mandato único o bien por prevalecer el factor de estabilidad de precios”.

En este sentido, el Servicio de Estudios anticipa que la desaceleración del consumo será mayor y las empresas se irán encontrando con mayores obstáculos para la contratación. Si bien este es el escenario central, el riesgo de cruzar el umbral de la neutralidad hacia el terreno de la restricción podría exacerbar el proceso y desembocar en un aterrizaje forzoso que terminaría prematuramente con el ciclo de ajuste.

Bajo ambos escenarios, la respuesta monetaria y fiscal en muchas economías podría ser más limitada que en el pasado, “dados los elevados niveles de deuda acumulados durante los últimos años en los balances de los bancos centrales y el asentamiento de déficits con un amplio componente estructural integrado”, aclaran.

Crisis soberano-financiera en China

Los indicadores de actividad de China se están recuperando, lo que supone un amortiguador para la recuperación tanto de la actividad como de las cadenas globales, aunque con matices. Por un lado, el Servicio de Estudios comenta que los detalles de los indicadores de alta frecuencia indican que “la reactivación está siendo intensa”, aunque la plena capacidad llevaría algo más de tiempo del inicialmente previsto. Por otro lado, en materia de políticas frente al Covid-19, las preocupaciones no se disipan ante la incertidumbre de futuros bloqueos en respuesta a nuevos brotes. Como consecuencia, las cadenas de suministro continúan rotando hacia el sureste asiático en búsqueda de una mayor estabilidad que, aunque aliviaría los problemas de oferta en el corto plazo, “aún necesitan de tiempo para prosperar, consolidarse e integrarse en el engranaje global”, reconoce.

En el terreno geopolítico, al ambiguo posicionamiento geopolítico en torno al conflicto de Rusia y las pretensiones sobre Taiwán, se suma cierto alarmismo interior ante el avance de unos lazos cada vez más estrechos entre la OTAN y los países de Asia-Pacífico. Con el desarrollo de estas redes multilaterales, el conflicto de interés contrapuesto entre China y países como Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, pueden suponer un riesgo adicional al ya complicado tablero geopolítico. Por el lado positivo, y en aras de dinamizar la oferta disponible, el informe apunta que podrían relajarse “las ciertas sanciones desde la administración de Joe Biden heredadas de la etapa anterior que podrían suponer un impulso adicional al comercio global”.

Cambio climático

La cuestión medioambiental es inherente de los cambios que se están produciendo en todas las regiones del planeta. Sin embargo, con la crisis en Ucrania, se ha puesto de manifiesto la dicotomía entre seguridad energética y transición ordenada. En el contexto actual, la dependencia a los combustibles fósiles (rusos o no) a corto plazo supone un desafío energético global y particularmente para Europa. “Pese a que este evento geopolítico supondrá un impulso hacia la inversión en energía limpias (y así reducir la dependencia a las fuentes tradicionales en busca de una mayor seguridad energética), en el corto plazo, la reordenación de las fuentes de producción de combustibles fósiles para cubrir las necesidades más inmediatas se convierte en un imperativo estratégico a medida que los riesgos de falta de suministro se incrementan y el riesgo de paralización de las economías hace saltar la alarma en varios países”, destacan.

Inflación

La reciente aceleración de las tasas de inflación continúa sorprendiendo tanto a los mercados financieros como a los propios responsables de la política monetaria en su ejercicio por controlar las expectativas.

Con ello, el riesgo de desanclaje se vuelve cada vez mayor y la voluntad de actuar de los bancos centrales más activa. Para el caso estadounidense (como punto de referencia), indicadores adicionales como las encuestas de la Universidad de Michigan “han comenzado a señalar una ruptura al alza en las expectativas, lo que llevaría a los bancos centrales a continuar orientando sus decisiones hacia una política restrictiva para tamizar las expectativas, en detrimento de los datos de actividad y empleo”, detalla el informe Panorama.

Un segundo punto de vista de este desanclaje de expectativas al alza, y analizado por el Servicio de Estudios, comienza a evidenciarse en las negociaciones salariales. La dinámica más reciente está reflejando negociaciones al alza en los salarios cada vez más generalizadas en diversos países (Alemania, Francia, Países Bajos). En este sentido, el proceso de fijación de precios actual ya estaría incluyendo el cambio de expectativas, con liberaciones de márgenes hacia el consumidor final y que, en su etapa más reciente, comienzan a permear en la demanda salarial.

Covid-19

Según la experiencia previa en Europa y el noreste de los Estados Unidos, se espera que la segunda oleada de Ómicron (en la que se ha registrado un aumento generalizado de los casos pero con tasas mínimas de letalidad) -causada por la relajación del comportamiento, la disminución del uso de mascarillas y las sub-variantes de Ómicron- se prolongue alguna semana más. Por otro lado, si bien China, a través de bloqueos estrictos, ha implementado efectivamente una estrategia cero Covid-19, MAPFRE Economics prevé que esto continuará, al menos, hasta el 1 de octubre.

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